Michael Rodolfo Hamington

Te acordás cuando nos subíamos al techo de la casa para ver el amanecer y salía papá y nos retaba y nos mandaba a dormir. Qué buenos momentos, todo marchaba bien...
¿Te acordás...? ¿Te acordás que alguien, no sé quién, puso en el pecho de nuestros corazones unas semillas para que las abrazáramos con amor y las regáramos con ternura y así empezó todo.
Entre abrazos y sonrisas aprendí a llorar tus penas, a reír tus alegrías, a cuidar tu corazón, que no se fuera con algún atorrante...aprendí algo que, aunque ni en mil años me lo hubiera imaginado, me lo enseñó la personita más simple y distraída que pueda haber. Aunque seguro fue sin darte cuenta me habías enseñado a querer, a compartir, ¿a pelear? Ja, también.
Por eso quería decirte o escribirte, que te quiero mucho mucho y aunque no te lo diga muy seguido, por lo menos ahora se lo cuento a mis compañeros de taller literario así tal vez, algún día, ellos te lo puedan decir mejor que yo.

28-04-2000


(¿Pensaste que esto había quedado en el olvido? No cualquiera es mi honeyto. Te quiero infinitamente.)