Nietzsche

- Me abruma que tengamos que separarnos. ¡Es injusto! Usted ha hecho tanto por mí y ha recibido tan poco a cambio...Tal vez la imagen de Lou haya perdido su poder sobre usted. Tal vez no. El tiempo lo dirá. ¡Pero me parece que podríamos hacer muchas cosas más!
- No subestime lo que me ha dado, Josef. No subestime el valor de la amistad, el valor que tiene el hecho de que ahora yo sepa que no soy un monstruo, el hecho de que sepa que soy capaz de tocar y aceptar que me toquen. Antes, abrazaba sólo a medias mi concepto del amor fati. Me había adiestrado, mejor dicho, me había resignado a amar mi destino. Pero ahora, gracias a usted, gracias a su casa abierta, me doy cuenta de que tengo elección. Siempre estaré solo, pero qué diferencia, qué diferencia maravillosa, poder elegirlo.

"El día que Nietzsche lloró", Irvin D. Yalom.